viernes, 7 de octubre de 2016

La multinacional Decameron y los Trabajadores de Las Heliconias

La multinacional Decameron despide trabajadores, incumple negociaciones colectivas, y el Estado guarda silencio


Prensa Sindical Nacional Sinthol| Quimbaya -Quindío-. Octubre 7 de 2016 13:15 hrs

Trabajadores Hotel Las Heliconias de Quimbaya protestan por decisión de multinacional Decameron de no permitirles ingresar a sus puestos de trabajo y poner trabas a la negociación colectiva.
El Estado Social de Derecho que tanto exhortan los políticos tradicionales y los “nuevos” para feriar el presupuesto en contratos de toda índole, con los que conservan su base electoral, consagra el Derecho al Trabajo y el Respeto a las Organizaciones como uno de sus pilares fundamentales y por esto llama la atención el silencio que guardan ante el maltrato, el desconocimiento y la indiferencia cuando se violan los derechos laborales de los trabajadores del Hotel Las Heliconias de Quimbaya.
¿Qué es lo que sucede en el Hotel Las Heliconias Decameron de Quimbaya, Quindío?
Como una noticia más son presentados los consabidos despidos colectivos revestidos de arreglos voluntarios, con los cuales los empleadores eluden las instancias institucionales y los trabajadores que por muchos años estuvieron laborando incansablemente y en el momento de presentar su pliego de peticiones y el derecho al trabajo, finalmente y por la presión ejercida sobre sus hombros, salen firmando actas de “conciliación” en un mal concebido gana-gana mediante el cual, los primeros evitan largas disputas jurídicas pagando a sus empleados una suma superior a las indemnizaciones de ley lo cual resulta atractivo para los asalariados y estos a su vez reciben una mayor suma monetaria que mejora sus expectativas económicas dependiendo de la llamada “resistencia para la defensa” que realizan para “evitar los despidos”.
La defensa del trabajo casi siempre se reduce a la misma argumentación jurídica de épocas pasadas y a la permanencia en una carpa frente a las instalaciones de la empresa recibiendo visitas de organizaciones sindicales y uno que otro dirigente político. Esta es una forma equivocada de entender la defensa del trabajo como principio esencial del Estado Social de Derecho que termina privilegiando el acuerdo económico para cada trabajador involucrado en el despido y favoreciendo el interés del empleador (Fontur y la Multinacional Decameron) en disminuir costos relacionados con el pago de salarios por encima del mínimo legal, prestaciones extralegales con base en convenciones colectivas de trabajo, impuestos locales, de renta y patrimonio. Y así han acabado un capítulo más de contratos de trabajo decente y por ende la muerte de la legítima organización de los trabajadores como lo es el sindicato.  
El colectivo, la sociedad en general y sus dirigentes en particular debieran estar alarmados y preocupados con dichas prácticas antisindicales no sólo en Quimbaya, sino en todos los demás departamentos de Colombia, pues no solo agravan los problemas sociales, sino que también incide en la proliferación de tasas de desempleo e informalidad en el país y por ende generando mayor desigualdad social, que es uno de los mayores generadores de la violencia en nuestro país.
El Estado Social de Derecho que tanto invocan los políticos tradicionales y los “nuevos” para feriar el presupuesto en contratos de toda índole que justifican como “inversión social”, con los que mantienen su base electoral, consagra el trabajo como uno de sus pilares fundamentales y por esto llama la atención el silencio que guardan ante el despido de trabajadores afiliados al sindicato y el traslado obligado a una reducida oficina para hacerlos aburrir y luego hacerles el llamado chantaje.
Esta posición de no comprometerse tiene que ver en primer lugar, con el hecho de que la ciudad se fundamenta en la economía de servicios impuesta en los últimos quinquenios, la cual la dirigencia se niega a modificar y en segundo lugar, con los tratados de libre comercio mal concebidos por los funcionarios que participaron en su estructuración y firma. De no corregirse los errores,  El Estado y las Multinacionales repetirán la historia.
¿Para que son los poderes políticos entonces?
Gobernadores (as), alcaldes (alcaldesas), concejales, diputados y todos los que han sido elegido y que se harán elegir o reelegir en un futuro tienen una responsabilidad mayor en la que a través del Estado se debe implementar, estructurar, desarrollar y ejecutar acciones y programas que garanticen los derechos políticos de las organizaciones sindicales, cívicas, populares, y en forma efectiva, el trabajo, el bienestar general, salud, educación, servicios públicos, vivienda de buena calidad no solo para los sectores de estratos 1 y 2 sino también para las clases medias de la población, sin distinciones por género, edad, raza, convicciones religiosas, políticas, ideológicas,  única manera de hacer realidad la inclusión y la convivencia las que se reducen a palabras atractivas para los ciudadanos en épocas de campaña pero que no se concretan en políticas de gobierno.
Algunos sectores sociales pretenden enfrentar el desempleo promoviendo la informalidad o rebusque sobre la base de formalizar los vendedores ambulantes, que no es otra cosa que ponerlos a pagar impuestos y seguridad social en salud y pensiones dando la apariencia de que los índices de trabajo aumentan y con ello se mejora la calidad de vida porque ingresan al régimen contributivo.
Recientemente se dio a conocer el resultado de una encuesta entre estos trabajadores que los presenta como satisfechos con su trabajo, con ingresos mensuales superiores al salario mínimo legal y generadores de empleo, no obstante que el 69% están en el régimen subsidiado en salud y de esta manera fácilmente se lleva a concluir que no debe cambiarse el modelo de economía basada en los servicios. Sin embargo, no dicen cuánto le cuesta al Estado los subsidios que debe otorgar porque el ingreso mensual así sea superior al salario mínimo legal no es suficiente para pagar aportes a salud y pensiones, ni se dice que laboran más de ocho horas diarias sin prestaciones sociales y que el rebusque en ningún caso mejora la calidad de vida.
El municipio de Quimbaya, que es eje turístico del occidente del Quindío en Colombia   debería incentivar la industrialización promoviendo la creación de empresas, incentivando el contrato de trabajo decente y el respeto y cumplimiento de los derechos adquiridos por la clase trabajadora, la misma que tiene asiento en el municipio. Pero lastimosamente los representantes políticos de la región continúan alejados de la realidad y de las verdaderas necesidades de los quimbayunos, ahondando los problemas sociales y aumentando la inequidad y con ello la pobreza.

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