jueves, 24 de marzo de 2022

TRABAJADORES NO COLABORADORES

 

La hipocresía de llamar 
a los trabajadores "colaboradores"




Cada vez es más frecuente escuchar en las empresas la palabra “colaboradores” en lugar de “trabajadores”; o de “líderes” en vez de “jefes”. El eufemismo podría ser inocente, pero no lo es.

Detrás de este lenguaje opera un verdadero cambio en la forma de presentar a los trabajadores en la empresa moderna, que busca demostrar que no existen diferencias, que no hay subordinados, dependencias, asimetrías y explotación, sólo una gran familia donde todos colaboran y comparten las mismas condiciones. De ahí también la alusión a “líderes” en lugar de “jefes”, pues los líderes “guían”, no mandan.

Los últimos hechos públicos relacionados con trabajadores han puesto en evidencia, sin embargo, que este lenguaje deforma la verdadera condición del trabajo en nuestra sociedad.

En los mensajes, está presente la idea de “colaboradores contentos” o “las personas son lo primero”. Sin embargo más temprano que tarde estas empresas sacar a relucir lo autoritarias que son las relaciones laborales.

El estatus de ciertos miembros de la organización es diferente al de otros, en condiciones muy inferiores, y eso no se altera con un simple maquillaje de vocabulario.

Otro ejemplo es el de algunas empresas, cuyos sindicatos llevan adelante un proceso de negociación colectiva. Las directivas de estas empresas tiene un eslogan para su personal, “actúa como dueño”, sin embargo los trabajadores no pueden ejercer su derecho a determinar las condiciones de trabajo por contrato colectivo, pues el banco unilateralmente impone un manual de beneficios a una gran mayoría de sus trabajadores que se han acogido a una contratación que desprestigia a los afiliados al sindicato y que actúa como techo para la negociación. Estas personas están muy lejos de gozar de las atribuciones que tienen los dueños, ya que no pueden intervenir libremente en las decisiones.

Hay muchos otros ejemplos de estas empresas, pero que finalmente muestran cómo se ha puesto de moda en las empresas la utilización de una cultura organizacional de tinte humanista, con foco en el desarrollo personal, para lograr comprometer y motivar a las personas. Se las invita a entregarse más; a sentirse parte de un intercambio bidireccional favorable.

No obstante, esta valoración del “potencial humano” contrasta con lo escasamente retribuido que es el trabajo en las grandes empresas y con la poca fuerza que tienen las instituciones que permiten una intervención de los trabajadores, como lo es la negociación colectiva. Las grandes empresas, con toda su publicidad moderna, no se exceptúan de pagar sueldos mínimos, pensados para las pymes. La negociación colectiva no logra superar en promedio los reajustes reales en los salarios. Por último, son las grandes empresas del sector servicios y comercio, donde los trabajadores deben laborar domingos y festivos, afectando su vida personal y familiar.

A pesar de que se habla de una “nueva forma de concebir a las personas en la empresa” y de una “gestión de recursos humanos ”, la esencia no se modifica: el estatus de ciertos miembros de la organización es diferente al de otros, en condiciones muy inferiores, y eso no se altera con un simple maquillaje de vocabulario. Convengamos, al menos, en llamar las cosas como son.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.